La semana pasada, después de 2 años, regresaba uno de los viajes del club más bonitos y al que le llamamos Entre Porto al desarrollarse entre la ciudad portuguesa de Oporto con rutas hacia el norte, sur y este. Un viaje de 3 días en donde patinadores del club y de fuera del club se unían para recorrer en patines, en bici y en vehículo eléctrico las rutas que previamente preparamos. Un viaje que arrancaba en domingo y que finalizaría el 17 de mayo coincidiendo con el Día das Letras Galegas.
El primer día arrancaba con incertidumbre, el pronóstico indicaba que llovería los 3 días algo que podría causar la suspensión de algunas rutas. A pesar de todo, el bus iniciaba la marcha en dirección a tierras portuguesas con una parada en área de servicio de San Simón para la recogida de participantes de la zona sur de Galicia. La idea era una primera ruta en un destino sorpresa, cerca de la localidad de Caminha. Para nuestra sorpresa y ya llegando el autobús al inicio de la ruta, nos encontrábamos con una prueba ciclista que hacía que todos los accesos al punto de salida se vieran cortados por lo que decidimos ir directamente a donde se realizaría la ruta de la tarde, Povoa de Varzim. Lugar en donde aprovechamos para comer y patinar.
Una ruta con algo de viento pero plana, que hacía de primer test a los participantes durante unos 8 kilómetros pegados al mar. Como anécdota curiosa fue que el equipo local de fútbol, que además tenía los colores de nuestro club, estaba celebrando el ascenso a primera división en el punto que teníamos marcado como llegada, teniendo que pasar por el medio de la fiesta en patines como unos hinchas más. Ya solo tocaba quitar patines y emprender ruta hacia el alojamiento de Espinho para descansar, cenar y …. tomar algo.
Después de recuperar fuerzas durante la noche y tras un generoso desayuno nos disponíamos a subir al bus para dirigirnos hacia la ciudad de Viseu en donde nos esperaba una ruta que dividiríamos en 3 etapas, con una primera de 16km y que nos llevaría al lugar donde teníamos organizada la comida. Salir lloviendo de Espinho no era nada motivador, las aplicaciones del tiempo nos indicaban lluvia pero para nuestra sorpresa y alegría llegamos con un cielo casi despejado. El chute de energía era evidente en las caras de la gente. Ahora tocaba rodar.
La Ecopista do Dao es espectacular, muchos kilómetros con un suelo casi perfecto, limpio y todo bajo una naturaleza que sobrecoge cuando patinas por ella, entre túneles naturales creados por los árboles que nos acompañan durante todo el recorrido. Una vía verde que es agradable de hacer pon su pendiente descendente que facilita recorrerla. Patinas literalmente sin ruido de tráfico solo escuchas el canto de los pájaros y respiras.
Al finalizar la etapa y con un poco de orvallo nos esperaban en una carpa con las mesas preparadas para comer juntos. A elegir teníamos carne o pescado, unos deliciosos robalos a grelhada y unos lomos en salsa con arroz y patatas, postres, cafés,… ¿Quién patina ahora?
Tras la comida era el turno de la etapa 2 para quien quisiera, con una lluvia fina que nos quería acompañar y que dificultaba la ruta al crear un suelo más resbaladizo. Los que decidieron subir al bus irían a la meta de esta etapa donde podrían relajarse en una de las estaciones-bar de la zona tomando algo. Los que decidieron hacerla patinando sumaron unos 12km a su desafío para llegar a Tondela.
Ya todos juntos era hora de la etapa 3, con nubes oscuras que invitaban a dar por finalizado el día pero que no fueron capaces de quitar las ganas de muchos de patinar. Nos equipamos y salimos hacia la estación de Treixedo a unos 15 km en donde hubo de todo, sol, lluvia, naturaleza, muchas cabras y por supuesto el reconocimiento por los compañeros cuando llegaron después de superar esta etapa dura (por el agua) pero muy muy bonita que para algun@s les supuso un reto.
Y llegaba el último día, nublado pero sin lluvia también. Hemos tenido mucha suerte… Nuestro destino Vilanova de Gaia a orillas del Duero y con la histórica ciudad de Oporto enfrente. Una ruta donde el mar nos acompaña en todo momento durante sus 16 kilómetros. Es una ruta muy agradable con un suelo increíble hasta casi la entrada de Gaia en donde nos toca patinar por un suelo de madera que aunque no presenta mal estado hace que seamos precavidos consiguiendo finalizar esta última ruta del viaje para relajarnos comiendo todos juntos y tomando algo por la zona de sus famosas bodegas.
En resumen, gran viaje, gran experiencia y grandes personas que han hecho que esta experiencia que sea inolvidable deseando que llegue la próxima aventura de Galicia Rollers.